viernes, 1 de febrero de 2008

Relato de un viernes pálido

Día viernes.
Salgo del trabajo, camino rumbo a casa y en una especie de conexión-desconexión subo al 159 con auricular en mis oídos. Suena Lisandro arisitmuño y al primer rasguido de su guitarra cierro mis ojos. Pienso: “no quiero estar acá. Quiero irme lejos”Por lo pronto, quisiera no estar un viernes a las 14 hs en ese colectivo con una térmica de aproximadamente 30º.Pero como bien diría un amigo: “ es lo que hay”…
Tengo tantas ganas de tanto y tan pocas a la vez. Algo así como desear cosas de las cuales no sé de dónde sacar fuerzas para alcanzarlas. Hay días-hoy uno de ellos- que quisiera hundirme en mi silencio, y en él, encontrarme conmigo. Descubrir hacia dónde voy, hacia dónde quiero ir. ¿Puede ser que esté en este estado autista casi fóbico de gente, de voces, de ruido, del que no quiera salir?
….llego a casa. apenas murmuro: un hola
No quiero hablar con nadie. Agarro el libro de alejandra pizarnik-tal vez no era el momento apropiado dado que sus palabras son algo suicidas-leo 4 páginas, mi celular sonando.
Llama un x boy, con el cual no tengo ganas de hablar, invitándome a salir(son los típicos llamados a los que uno contesta casi amablemente por no pasar por maleducada, pero forzando una voz que está lejos de la cortesía).Trato de disimular mi mal humor, mis no ganas de atender, y atiendo con un_ “hola xxx, como estás?”. Y ahí acudo a mi atajo (sabía que se venía la típica pregunta: Hacés algo hoy?),y acoto: yo bien. Recién corto con mi amiga, porque hoy salgo con las chicas del trabajo (en ese momento me transformé en un pinocho versión femenina, lo sé).A lo que responde: ah…iba a decirte de ir a tomar algo. Añade: bueno está bien, talvez mañana o el domingo, no?
Sí, no hay drama. Hablamos- respondo-.(pensando, no voy a atenderte).
Corto con algo de culpa, pero a la vez de alivio. Y pienso: mentí, pero no puedo ser hipócrita. No me gusta crear falsas expectativas.
....Digamos que creo bastante en un buen flechazo, en una mirada intensa, en una sonrisa cómplice, en la generación de sensaciones.
¿Para que voy a salir?-me auto pregunto-
me respondo: no tiene sentido. Tenés la luz de otros ojos en tu mente.

Llega la noche. Prendo un cigarrillo abro la ventana de mi habitación. Y en la primera bocanada de humo, miro al cielo-con mi característica melancolía-
Pienso en él. En sus ojos, en su risa. En lo atrapada que me siento. En este silencio que me asfixia por momentos...

En las ganas de que hubiera sido él quien me cambiara este viernes pálido

3 comentarios:

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Cuando aun tenemos la luz de ciertos ojos en la mente,la misma nos encandila impidiéndonos apreciar nuevas... pero todo pasa como me decías vos allá en mi orilla :)
Un beso y buen fin de semana.

Sugus verde dijo...

Veo que el amor es algo muy presente en su vida. Qué humanos nos hace el dolor, qué vivos nos ponen las miradas.

Yo lo que odio de los viernes en soledad es recordar el gusto de las papa fritas mojadas en casancrem con ajo y verdeo, bajo la tenue luz de una película de Woody Allen.

Que bueno Lisandro, que bueno Flopa, que increíble Nick Drake.

Abrazo sincero, nos estamos leyendo.



PD: Yo laburé en MOPE unos tres meses. Fue una de mis peores experiencias :s. Soy primo de Matías.
Ja

Dying dijo...

Este debe ser el 4to post tuyo que leo y mientras más leo, más me encanta!
Si no te importa, te he querido agregar a mis blogs favoritos (porque el tuyo es imperdible). Tan sólo la genialidad atenta a los detalles de Virgo podía escribir estas lineas.
Ahora, respecto a lo que narras, mentiras blancas todos decimos y a veces evitan un mal mayor.
Imaginé todo lo que narrabas, sobre todo el final, con las bocanas de cigarro cerrando el día en tu habitación -contemplando la ciudad y la noche tal vez- y no pude evitar recordar a cerati con su "cuando no hay más que decirnos, habla el humo, habla el humo", de un tema que muy probablemente conoces ;)
Un abrazo cordial,